por Lesley Millar, marzo de 2006
Traducción: Elsa Manuel
Lesley
Millar es profesora de Práctica de Artesanía Contemporánea en el Instituto
Surrey de Arte y Diseño, Reino Unido y ha sido ha practicado el tejido en su
propio estudio desde 1975. Sus intereses de investigación son: el textil
contemporáneo en Reino Unido y Japón, la artesanía textil, el textil como una
intervención en el entorno construido, textil y narrativa, y textil e identidad
cultural. Ha
trabajado como organizadora y comisaria de exposiciones, especializada en el
sector textil desde 1987 y fue directora del proyecto internacional de muestras
textiles itinerantes Textural Space
(2001), A través de la superficie (2004-05) y 21:21 - la visión textil de Reiko
Sudo y NUNO (2005-2007).
1. Cosas que me han dicho sobre textiles
Me han dicho que los textiles tienen poder mágico para
enriquecer la vida y ampliar el espacio. Me han dicho que se puede explorar
ideas y el sentido de las ideas a través de los textiles y haciendo referencia
a la historia cultural, las cualidades históricas y la materialidad.
Me han dicho que para la mayoría de la gente en el
Oriente Medio una pieza de material lo es todo. Es lo que llevas contigo a
todas partes, como un nómada. Es tu tienda de campaña de alguna manera. Te protege de todo. Te puedes envolver, puedes
dormir en la arena. Tiene muchos, muchos
propósitos, un gran material que no ocupa mucho espacio. Puedes llevarlo en una
mano.
Me han dicho que Dios era un sastre que cortó la figura
humana de un paño y sopló vida dentro de él.
Me han dicho que ahora los textiles se encuentran dentro
de los cuerpos humanos como piezas de repuesto, que se puede encontrar para
filtración de agua y que puede ser utilizado para GEO-textiles, la tecnología
espacial.
Me han dicho que los textiles tribales contienen memorias
de otros tiempos. En Afganistán hay textiles que contienen el patrón del mar. En Afganistán no se encuentra el mar, pero algunos de los patrones textiles son
evocadores del mar.
Me han dicho que el interior de la prenda está tan cerca,
tan íntimamente ligado a nuestro ser, que la memoria vertida en ella es
imposible de lavar para desactivarla.
Me han dicho que hemos nacido sin ropa y terminamos la
vida, desnudos, y que los textiles que envuelven nuestro cuerpo se convierten en
nuestra identidad entre esos dos hitos. Me han dicho que el placer hacia los
textiles es, por encima de todo, un sentido del tacto. Es la razón por la que
el textil es parte de la cultura material con la que tenemos una relación más
íntima, porque, por supuesto, podemos usar los textiles al lado de la piel,
dormimos cubiertos de textiles y demás.
Me han dicho que el color es muy importante. Es posible
tocar el color en un sentido, porque un rojo muy brillante trabajará de alguna
manera sobre usted y sentirá que el color le provocará calor.
Me han dicho que hay muy a menudo
una relación erótica con el sonido de ciertos textiles, el sonido que hacen
cuando las personas están caminando; los textiles caros especialmente hacen un sonido más
hermoso. Algunas personas ven los textiles a través del sonido en lugar de los colores por ejemplo, o
a través del tejido.
Me han dicho que el sonido más hermoso en el mundo es el
de un hilo de lino atravesando un tenso trozo de tela estirado sobre un marco,
cuando se borda… 'chch'... El sonido es
simplemente hermoso.
Me han dicho que los textiles nos dan dignidad. Los textiles
nos cubren, pero también nos protegen, podemos decidir con
ellos cuánto queremos revelar de nosotros mismos. Cuánto mostramos de nosotros
mismos, cuanto dejamos ir, qué queremos verdaderamente expresar, nuestro
carácter o en qué grado hemos decidido desempeñar un papel. Los
textiles nos permiten todo esto.
Yo
digo que los textiles constituyen la trama de nuestra vida, desde la cuna a la
tumba, mediatizando nuestras más tempranas experiencias y permitiéndonos el acceso a distantes raíces culturales y
recuerdos personales caídos en el olvido. ‘Sin
embargo, la familiaridad de su material causa su propia desaparición, integrado a la textura de nuestra existencia
cotidiana.